22 oct 2012

Llamadme optimista, pero estoy decepcionado.

Una vez más, y por enésima vez consecutiva, Galicia, tierra donde yo nací, crecí y vivo, sigue siendo negra. Un negro disfrazado de azul y con dos enormes "P"s al frente. Ayer, día 21 de Octubre, Galicia elige quedarse retrogradamente estancada. Y yo sigo queriendo pensar que no es asi.

Los gallegos tuvimos ayer una oportunidad de oro para encauzar nuestra pequeña nación, cariñosamente hablando; tuvimos medio día para acercarnos a las urnas, que en el peor de los casos se encontraban a medio kilometro de nuestros hogares, para simplemente decir que no estabamos de acuerdo con lo actual y poder expresar nuestra opinión.

Me he levantado de la cama para escribir esto. Sinceramente pensé que esta vez sí que saldríamos del pozo, sinceramente creí que nadie querría que el gobierno que está llevando a la ruina a nuestro país, fuese tambien el dirigente de nuestra pequeña patria. Pensé que, al menos, la gente mostraría ese mínimo interés.

En su mítin en Vigo, el viernes 19, Feijoo dijo algo así como: "... los gallegos han de decidir quien quiere que les dirija, si un gobierno sólido como es el nuestro, o una coalición centrada en que nosotros no gobernemos ...". En ese momento pensé: "te vas a tragar esas palabras" porque realmente estaba convencido de que sumando los escaños del resto de partidos, la oposición iba a llegar al aprobado, metafóricamente hablando. Y ni así. Feijoo tuvo razón.

Y realmente no considero que la culpa, como muchos echan, sea de los señores mayores, arraigados a los inicios de la democracia española y con un Fraga aun muy vivo en sus mentes. Señores y señoras que viven en sus pueblos, en parte ignorantes e inconscientes de la realidad de nuestro país. No culpo a esa gente. En la Galicia interna el caciquismo sigue estando a la orden del día, y sin ir más lejos, el conocidisimo caso del señor Baltar de hace un par de años, donde un señor se quejó de que "non había cuartos" y el expresidente de la Diputación sacó billetes de su cartera y empezó a distribuirlos entre los asistentes al mítin.

De responsabilizar a alguien, responsabilizo a todos aquellos que decidieron quedarse en casa, fuese por vagancia, por desilusión, por desinterés, por convicciones propias y consolidadas "antisistema", por llamarle de alguna forma (estos son los menos frecuentes y más comprensibles por mi parte) y que no solo eso, sino que después protestan y protestan, se quejan y patalean. Y esta opinion la respaldo con éste dato: PP 619263 votos <-> Abstenciones 798457 (AQUI CADENA DE NOTICIAS)
Claro ejemplo en el que la culpa no es de nadie en concreto pero si de todos en general.

Y ahora qué? Cuatro años más "y después ya cambiará"? Nada cambiará, al contrario, esto se arraigará aun más, el descontento y la desilusión crecerá, agacharemos más las orejas, el que la gente no vote es uno de sus objetivos, porque calladitos estamos más guapos y les dejamos chupar sangre en paz. No es España lo que está mal, son los españoles, que están deprimidos. Esa es la realidad.


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